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¿Tiene, mi hijo, un trastorno TDAH?

Son muchas las familias que en algún momento se han preguntado si su hijo tiene TDA-H. Suelen decir cosas como: “es muy movido”, “se despista con una mosca”, “no para quieto”, “no puedo con él”. Cuando comienzan este tipo de dudas se desencadenan toda una serie de preguntas acerca de si lo tendrá o no lo tendrá, si lo que le pasa es normal o no, si otros niños de su clase hacen cosas similares, etc.




En primer lugar, decir que el TDA-H se refiere a un conjunto de síntomas que se manifiestan normalmente a nivel cognitivo, emocional y conductual. Su base es neurobiológica y, a día de hoy, se sabe que conlleva un déficit de dos neurotransmisores específicos, (la dopamina y noradrenalina), que hacen que una parte del cerebro (la anterior esencialmente), no trabaje como debería.


A nivel cognitivo, son niños que presentan fundamentalmente problemas en monitorizar su conducta, esto es, niños que no saben organizarse, que pierden cosas constantemente, que se olvidan de apuntar los deberes o los exámenes en la agenda, que suelen no ser muy pulcros en sus trabajos y que pueden necesitar un control y apoyo externo constante a la hora de hacer las tareas escolares. Además, suelen ser niños que se despistan fácilmente, y que les cuesta realizar tareas de manera continuada, ya sean escolares o lúdicas.


En lo que se refiere a nivel emocional, son niños a los que les cuesta regular y gestionar sus emociones. Suelen presentar una baja tolerancia a la frustración, cambios repentinos en su estado de ánimo, o conductas catastrofistas ante ciertas dificultades. A esto se le añade que suelen ser muy sensibles e hiperreactivos, y suelen presentar una baja autoestima que dificulta la interacción con su entorno inmediato.


Por último, a nivel conductual, suelen ser niños impulsivos y desinhibidos, que hablan antes de pensar, lo que les suele provocar toda una serie de problemas en su ámbito familiar, escolar y personal. Esta impulsividad puede facilitar conductas adictivas en la adolescencia que es otro de los problemas frecuentemente asociados al trastorno. Además, pueden presentar una hiperactividad motora que hace que les cueste permanecer sentados, o realizar una tarea tranquilamente. Pueden provocar situaciones embarazosas en lugares públicos, y no les cuesta adaptarse a las demandas de un determinado contexto (colegio, consulta del médico etc.)


Dicho esto, resulta en ocasiones complicado realizar un diagnóstico adecuado, puesto que algunas de las características del TDA-H se dan de una manera u otra a lo largo del desarrollo infantil de una manera “normalizada”. Y esto se explica por el hecho de que el cerebro de un niño se va desarrollando a lo largo de su vida hasta llegar a la vida adulta. Es “normal” que los niños en algunas edades sean desorganizados, impulsivos y movidos.


Por tanto, ¿qué es lo que debemos preguntarnos para saber si nuestro hijo tiene un problema de este tipo?


En primer lugar, ¿las dificultades que observamos están interfiriendo de manera real y significativa en el desarrollo de mi hijo a nivel académico, familiar o social?.

En segundo lugar, ¿las dificultades que veo en mi hijo se han dado de manera temprana?, ¿He notado diferencias en comparación con sus iguales desde “siempre”?.

Y por último, ¿mi hijo es feliz? quizás esta pregunta sea muy genérica, pero sin duda es fundamental para empezar a pensar si nuestro hijo necesita algún tipo de ayuda, sea o no relacionada con el TDA-H.


Claudia Caprile

Psicóloga y Neuropsicóloga


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